cualquier otra naturaleza, se observa que hay personas que se distinguen por las ideas que
aportan y por las acciones que realizan en beneficio de la labor que debe desarrollar el grupo.
En la actividad cooperativa son muy importantes las actitudes y las cualidades favorables del
carácter y de la personalidad, pues el buen éxito de la acción cooperativa se apoya en las
manifestaciones positivas que permiten alcanzar en la mejor forma posible los objetivos
propuestos (Rondón, Salas, González, Martínez, & González, 2017).
Según Escalona, Frías, & Fonseca (2020) la posibilidad que brinda el aprendizaje cooperativo
de abordar estos tres frentes al mismo tiempo, lo hacen superior a todos los demás métodos
de enseñanza, además que, con el aprendizaje cooperativo el profesor pierde su rol
protagónico y se convierte en un facilitador que organiza y facilita el aprendizaje en equipos,
en lugar de limitarse a la exposición de conocimientos a los estudiantes, sin saber si realmente
entienden lo que les enseña. Para lograr este cambio, deberá propiciar el aprendizaje
cooperativo la mayor parte del tiempo.
Escalona, Frías, & Fonseca también destacan que el rol del docente, cuando emplea el
aprendizaje cooperativo, es multifacético, por lo que debe considerar una serie de decisiones
antes de abordar la enseñanza, tales como: exponer a los estudiantes la tarea de aprendizaje
y los procedimientos de cooperación, supervisar el trabajo de los equipos, evaluar el nivel de
aprendizaje de los estudiantes y alentarlos a determinar con qué eficacia están funcionando
sus grupos de aprendizaje, para que los resultados finales estén en correspondencia con el
buen desarrollo de las capacidades en los estudiantes.
Asimismo, Johnson, Johnson, & Holubec (2017) señalan que, como elemento a considerar,
en el aprendizaje cooperativo y en el individualista los maestros evalúan el trabajo de los
alumnos de acuerdo con determinados criterios, pero en el aprendizaje competitivo, los
alumnos son calificados según una cierta norma, por lo que en el primero, el docente puede
organizar cooperativamente cualquier tarea didáctica, de cualquier materia y dentro de
cualquier programa de estudios, fortaleciendo la posibilidad de que los efectos finales sean
resultado de una marcada interacción de los estudiantes, en todas las etapas en las que se
desarrolle el proceso pedagógico.